ARAWI
Morena mía.
Morena,
tierno manjar, sonrisa
del agua,
tu corazón no sabe
de penas
y no saben de lágrimas
tus ojos.
Porque eres la mujer más bella,
porque eres reina mía,
porque eres mi princesa,
dejo que el agua del amor
me arrastre en su corriente,
dejo que la tormenta
de la pasión me empuje
allí donde he de ver la manta
que ciñe tus hombros
y la saya revuelta
que a sus muslos se abraza.
Cuando es de día, ya no puede
llegar la noche;
de noche, el sueño me abandona
y la aurora no llega.
Tú, reina mía,
señora mía,
¿ya no querrás
pensar en mí
cuando el león y el zorro
vengan a devorarme
en esta cárcel,
ni cuando sepas
que condenado estoy
a no salir de aquí, señora mía
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